Si hay algo que puede ilustrar la dinámica que se vive en una empresa inmobiliaria en restructuración en una situación como la actual, es sin duda “el juego de la silla”. Se parte de la premisa de que hay más personas que sillas, por lo que siempre se tiene la sensación de que alguien se va fuera. Como en el juego, hay diversos roles:
- El Fuerte: se siente corpulento, seguro de sí mismo, y sabe que cuando pare la música, con un simple gesto acomodaticio de su culo desalojará a todos los que están a su alrededor.
- El Pícaro: su juego consiste en buscar sorprender, pararse, arrancar, con el objetivo de descolocar al que tiene justo detrás; el que le sucede en el juego, debe tener mucho cuidado, a no ser que sea uno de los fuertes.
- El Discreto: éste sigue la táctica de bajar su perfil, dejarse notar lo menos posible, pensando que si se aleja de las figuras del fuerte y el pícaro, el curso de los acontecimientos le darán una oportunidad. Es quizá el colectivo más numeroso.
- El Activo: la estrategia de éste es correr y correr, estar activo, para que todos los demás le vean como fuerte, aunque en el fondo está asustado.
- El Resignado: sabe que se quedará sin silla, y simplemente deja pasar el tiempo.
- El Empecinado: se resiste, busca los huecos y es de los que solo con ocupar 1 cm², se intenta zafar del contrario y sigue peleando aunque la música haya parado hace rato.
- El de la música: al final este es el que gana, porque se queda hasta el final del juego
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